Parnaso español 061

A un caballero que con perros y cazas de montería ocupaba su vida

(Parnaso español)

de Francisco de Quevedo


Primero va seguida de los perros,
vana, tu edad, que de sus pies, la fiera;
deja que el corzo habite la ribera,
y los arroyos, la espadaña y berros.


Quieres en ti mostrar que los destierros
no son castigos ya de ley severa;
el ciervo, empero, sin tu envidia muera;
muera de viejo el oso por los cerros.


¿Qué afrenta has recibido del venado,
que le sigues con ansia de ofendido?
Perdona al monte al pueblo que ha criado.


El pelo de Acteón, endurecido
en su frente, te advierte tu pecado:
oye, porque no brames, su bramido.