Paisaje del amor muerto

III


Paisaje del amor muerto.

Ya te hundes, sol; mis aguas se coloran
de llamaradas por morir; ya cae
mi corazón desenhebrado, y trae,
la noche, filos que en el viento lloran.

Ya en opacas orillas se avizoran
manadas negras; ya mi lengua atrae
betún de muerte; y ya no se distrae
de mi, la espina; y sombras me devoran.

Pellejo muerto, el sol, se tumba al cabo.
Como un perro girando sobre el rabo,
la tierra se echa a descansar, cansada.

Mano huesosa apaga los luceros:
chirrían por sus lóbregos senderos
con la pupila negra y descarnada.