​Pa ejemplo​ de José Alonso y Trelles

Ricién, ricién le habían sacáo el yugo
      Al infeliz güey viejo,
Y, llevando el compás con la cabeza,
Rumbiaba p'al manchón de pasto fresc.,
      Una vaquiyoncita,
Que po'el tamaño, el cuerpo y por el pelo
Parecía importada, al tranco corto
Se jué hacia el manso ansina como al sesgo.
Sin ladiarse del rumbo, con los ojos
Más bien cerráos que abiertos,
Puede que pa dar sombra a las pupiulas
Ande escuende el telar la araña el sueño,
De juro la miró a la vaquiyona
      Con mirada e deseo,
Porque hinchando eya el lomo
      Como si juese un cerro,
Y castigando l'anca con la cola,
En cuyas cerdas rezongaba el viento,
Disparó dando saltos y balando
Con balidos tan raros y tan secos,
Que eran igual que carcajada loca
Del que al verse tentáo juye riyendo...
      Sin explicarme cómo,
La risa aquella la sentí en el pecho,
Y, redepente, estropiyáos y ariscos
Atropeyaron mi alma los recuerdos,
Y pensé que tamién a mi, a ocasiones,
Se me asoma a los ojos el deseo,
Un deseo que las penas y los años
Debieran de haber muerto,
Y que de juro desconfió el güey manso,
Porque al pasar, me contempló un momento,
Y en las pupilas en que tejen tules
      Las arañas del sueño,
Léi yo que me decía: "Por las dudas,
Aprovechá ese ejemplo...
¡Y ya sabés lo que le espera al gáucho
Que no apriende a ser viejo!

1922.