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—Y es...?
—El cementerio!
—En primer lugar—dijo Bouquet,—aquíno admito moribundos; en segundo lugar, si alguien cometiera el adefesio de morirse, su ubicación está prevista.
—¿Dónde?
—Allá arriba; allá lejos; sobre aquella colina. Hemos resuelto que los que aquí se mueran suban á la tumba. Así quedamos bien: Nosotros junto al agua, y ellos cerca del sol.