ya he visto su ruin coraje: valientes, en el pilaje; cobardes, en la batalla.
¡Cómo! De la Pompadour juguete, vuestro señor, señalado del albur con vergüenzas del amor, y que al azar encomienda, por hufr culdados, la rienda del imperto y de aus reyes, esclavo ensoberbecidoquiere, mimoso, Cupido dictar la ley a los reyes?"Temblé, pues, al ver estos versos, entre los que hay algunos muy buenos, o que pasarían por tales.
Por desgracia, tengo fama, merecida, de haber corregido hasta ahora los versos del rey de Prusia. Abierto el paquete en el camino, los versos llegarían al público, el rey de Francia los creería míos y me tendrán por culpable de lesa majestad, y, peor aún, culpable para con la marquesa de Pompadour.
En esta perplejidad rogué al residente de Francia en Ginebra que viniese a mi casa; le enseño el paquete, y concede que lo han abierto antes de llegar a mi poder. Opina que, en un asunto en que me jugaba la cabeza, no podía tomar otra decisión que enviar el paquete al duque de Choiseul, ministro en Francia; en cualquier otra circunstancía no hubiese yo dado este paso; pero era forzoso prevenir mi ruina; descubría así a la corte por completo el fondo del carácter de su enenmigo.
Sabía yo bien que el duque de Choiseul no abusaría, y que se limitaría a persuadir al rey de Francia de que el de Prusia era un enemigo irreconHigit by