Esta página ha sido corregida
En 1758 y 1759, Voltaire vivia en su finca "Las Delicias", a las puertas de Ginebra; allí escribió, por aquellos años, las Memorias que van a leerse. Cuenta en ellas la historia de su amistad y de su riña con Federico II, rey de Prusia. Siendo todavia principe heredero, en 1730, Federico comenzó a escribirse con Voltaire; su admiración por el poeta fué germen de una calurosa amistad, bien correspondida, que en las cartas de los dos grandes hombres se desborda en apasionados elogios y en palabras de mutua admiración. Cuando el principe subió al trono, se apresuró a escribir a su amigo: "Mi querido Voltaire..., no veáis en mi, os lo ruego, más que un ciudadano diligente, un filósofo escéptico, pero un amigo verdaderamente fiel. For Dios, escribidme sólo "como hombre", y despreciemos juntos los titulos, los nombres y toda la pompa exterior." Federico acabó por atraer a Voltaire a su corte, donde fué recibido con admiración y amor y festejado con insólita grandeza. Pasó Voltaire en Berlín unos tres años, hasta que en 1753 llegó la inevitable ruptura. Federico era autoritario y burlón. Voltaire, vanidoso y enredador, se comprometió en intrigas poco nobles, que enojaron al rey. Perdida la mutua estimación personal, Federico y Voltaire acabaron por no poderse aguantar, y el poeta salió de la corte prusiana para no volver más. Camino de Francia, los agentes de Fe-