Página:Voltaire - Memorias de su vida escritas por él mismo (1920).pdf/11

Esta página ha sido corregida

MEMORIAS DE LA VIDA DE VOLTAIRE,
ESCRITAS POR EL MISMO


Estaba yo harto de la vida ociosa y turbulenta de París, de la muchedumbre de petimetres, de los malos libros impresos con aprobación y privilegio del rey, de las cábalas de los literatos, de las bajezas y del bandidaje de los miserables que deshonraban la literatura. Encontré en 1733 una señora joven que pensaba sobre poco más o menos como yo, y que tomó la resolución de ir a pasar en el campo varios años, para cultivar allí su entendimiento, lejos del tumulto del mundo; era la señora marquesa del Chatelet, la mujer con más disposición para las ciencias de toda Francia.

Su padre, el barón de Breteuil, le había hecho aprender latín, y dominaba esta lengua tan bien como la señora Dacier; sabía de memoria los trozos más bellos de Horacio, de Virgilio y de Lucrecio; todas las obras filosóficas de Cicerón le eran familiares. Su inclinación principal era por las matemáticas y la metafísica. Pocos han tenido juicio tan certero ni gusto tan fino, junto con tanto ardimiento por el estudio; no le gustaban menos la vida de sociedad y las diversiones propias de su edad y de su sexo. Pero todo lo dejó para ir a sepultarse en un castillo muy