se dice de lo que trae mala sombra, o por avergonzarse, correrse.
Lenz, n. 462.
El Diccionario de Autoridades definió esta voz «Ave nocturna semejante al mochuelo,» refiriéndose a Covarrubias, que «le da la etimología por la figura onomatopeya de la voz chuchú.» Fundado en tales antecedentes, Román niega al vocablo una derivación araucana, suponiendo que los indios lo tomaron del castellano; si bien, a nuestro entender, tratándose de una voz onomatopéyica, nada se opone a que también la tuvieran los araucanos en su lengua.
Chuchoca, f.
«Luego que el maíz adquiere su madurez, le guardan los indios, para sustentarse en el invierno, de dos modos distintos, porque, o le dan una ligera cochura, y entonces le llaman chuchoca...» Molina.
«Cuando el maíz se ha puesto duro, lo dejan madurar para cosecharlo y susténtase de él en el invierno, en una de dos maneras; porque, o le dan un ligero cocimiento al horno, le rompen gruesamente, en cuyo estado lo llaman chuchoca, o lo dejan entero y crudo.» Gómez de Vidaurre. p. 110.
Es voz que tanto puede proceder del quichua, como del aimará, y aun del araucano, pues Febrés dice: chuchoca o cunarquén. Regístrala Zerolo y se halla empleada en muchos autores y lexicógrafos americanos, que cita Lenz bajo su número 463. Y. pues, como advierte Román, «aunque el pueblo pronuncia aquí, a veces, chichoca y en el Ecuador chuchuca, en el Perú y la Argentina, chuchoca, «en esta forma debe entrar en el Diccionario.»
Chupón, m. (Bromelia sphacelata).
«El chupón, en nuestras provincias del sur, con frutos comestibles.» Philippi.
«...y otras especies muy afines de las bromeliáceas, dan los chupones... Los frutos chupones se hallan amontonados en cabezuelas del porte de un puño de hombre y están ocultos entre bracteas anchas y puntiagudas...» Reiche.