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Y


Yareta. f. (Laretia).

Existen en las cordilleras de Chile varias especies de estas umbelíferas, que llegan a formar, agrupadas, un espeso tapiz verde; llámase de su nombre una cuesta que existe en la de Curicó. Produce una resina medicinal. Gay, Botánica, t III. p. 80.

Respecto a su etimología, dice Lenz, n. 752: «No habiendo ninguna voz castellana parecida, ha de ser de origen indio.» Suele escribirse llareta. Prefiero la otra, pues así se dice también al estiércol de la llama, buen combustible, como lo es esta planta resinosa, y de ahí, a juicio de Lenz, tal nombre, quichua o aimará.


Yeco. m. (Graculus brasilianus).

«Tenemos varias especies de cuervos marinos en Chile, v. g., el yeco y el lile.» Philippi.

Existe en araucano la voz, ligeramente alterada en el castellano. «Yecu, dice Febrés, unos patos negros que llamamos cuervos.»

Lenz. n. 1480.


Yuyo, m.

«Los yuyos, que es una planta muy parecida en la figura de su hoja, ramazón y aún en el gusto algo picante, al rábano, de que se sirven para mezclar con la carne.» Gómez de Vidaurre. Es voz anotada por los lexicógrafos en Colombia, Perú, Ecuador y Argentina, ya en su forma yuyo, ya de yuyu. Se ha dicho que es el nabo: «el nabo, cultivado en Europa como planta oleífera, se ha hecho la maleza más común de Chile, adonde los campesinos la llaman yuyo»; pero más exacto sería afirmar que no es ni más ni menos que «el amarillo jaramago» que crece en los derruidos muros del anfiteatro de Itálica.

Podría admitirse al menos como americana.