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queños y hundidos, el hocico cónico, las narices chatas, con una mancha blanca en medio; la boca desgarrada como la del sapo, las patas bajas y corta la cola.» Molina. También traen Carvallo y Gómez de Vidaurre descripciones de este animalillo.

Su etimolojía es araucana: quiqui.

Lenz, n. 1245, y Román.

Estar como un quique: frase fig., que vale hallarse por extremo encolerizado. «Este animal es naturalmente feroz, y tan excesivamente colérico, que ha dado motivo para que los naturales apliquen el epíteto de quiqui a todas aquellas personas que con poco motivo se dejan arrebatar de la cólera...» Molina.


Quirinca. f.

La vaina dura que contiene las semillas del espino chileno (vachelia cavenia) es lo que en Chile se llama quirinca.

Román dice: «ya que no se le halla en los diccionarios araucanos ningún origen aceptable, creemos que puede venir del castellano jeringa...» olvidándose de que tal instrumento médico de forma tubular (que tal sería lo único que pudiera darla aquella apariencia) es de invención relativamente moderna; por mi parte, hace sesenta años a que estoy oyendo quirinca, cuando no se conocían otras jeringas que las de cupucha con canuto...


Quirquincho, m. (Dasypus minutus).

«También se crían en las pampas y llanadas de Cuyo muchas liebres y unos que llaman quiriquinchos...» Ovalle. «En las provincias ultramontanas de los Puelches y Cuyo tenemos el armadillo, que aquí llaman vulgarmente quirquincho.» Rosales. «Es un armadillo... que le llaman quiriquincho.» Molina. «Los quirquinchos son de cuatro especies...» Olivares. Consignan también el vocablo escritores de la Argentina y el Perú.

Viene del quichua, o quizás mejor, del aimará.

Lenz, n. 1248.

El Diccionario admite ahora cachicamo como sinónimo de