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maní, maqui, molle, murtilla, níspero, que como sinónimo amecano de zapotillo nos da el léxico; pájaroniño, palta, papas, papaya, pericote, picaflor, piña, pique o ñigua, pita, piuquén, puma, quinchamalí, tril (que escribe trillis), tutuma, viravira, vizcacha, zapallo (con y) zancudo, zapote.

Tenemos, pues, así, que por primera vez salen a plaza las voces chilenas diuca, madi, maitén, maqui, piuquén, quinchamalí y tril: que de las otras de tal procedencia contenidas en esa enumeración ya veremos que lo estaban de antes.

Por lo que he podido averiguar, la primera alusión a un producto natural, una planta, de Chile se encuentra en la obra de Monardes ya recordada, en el siguiente párrafo de la carta que Pedro de Osma y Xara y Cejo le escribió desde Lima a 26 de diciembre de 1568, que dice así: «El año de cincuenta y ocho, en Chile se cortaron ciertos indios presos las pantorrillus para comérselas, y las usaron para ello, y lo que es mas de admiración, que se pusieron en lo cortado ciertas yerbas. y no les salió gota de sangre; y lo vieron esto muchos entonces, en la ciudad de Santiago, presente el señor don García de Mendoza, que fué cosa que admiró a todos.

Y es lástima que no se expresara el nombre de tan maravillosa planta, cuya virtud corre parejas con la de aquella otra de que hacen mención el P. Rosales y Gómez de Vidaurre, «que ablanda el hierro de modo que puede manejarse con las manos del mismo modo que la cera!»

Después de esto, se impone el tratar de los que en ese orden de nuestro país han escrito, y pues se ha nombrado a Hurtado de Mendoza, luego ocurre a los puntos de la pluma el nombre de don Alonso de Ercilla, que estuvo en Chile cerca de tres años y que aquí escribió gran parte de su Araucana, según de todos es sabido, en la cual es de creer que se hallaran algunas noticias de los objetos naturales de esta tierra. ¡Desilusión profunda! Ya Humboldt achacaba al poeta su falta de observación de la naturaleza del país en que se desarrollaron las hazañas de los héroes de su epopeya, reproche que repetía después don Miguel Colmeiro, llegando a decir que, en materias de botánica, aun le superaba don Diepo de Santisteban Osorio, el pedestre continuador de su Araucana,