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LA GRUTA DE JEREMÍAS

Los griegos consideraban sagrados a: los poetas. La inspiración les venía de lo alto; su facultad era superior al espíritu del hombre. Hasta los oráculos se vieron obligados a redactar sus respuestas en verso. Desde los más antiguos tiempos flotaba en la conciencia del mundo esta idea : la poesía y la religión fluyen de la misma fuente. Y para que encontremos los modelos primitivos, la Biblia nos abre sus páginas. En el arte de los profetas, hay intenciones particulares que hoy nos escapan y que tuvieron decisiva eficacia. Mueve casi sempre a esos hombres una pasión iluminante que liga almas y cosas. Las elipsis más violentas se suceden con energías formidables. Las prosopopeyas más arriesgadas y pintorescas, colorean y dan nervios a las ale-