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ASHAVERO
La muralla de Haran-Ech-Cherif se eleva cual corte perpendicular, de un rocalloso monte. Bloques incluídos en su base, forman el único despojo del Templo, rodeado por el barrio Mo- grebino en un húmedo rincón de sombra. Una mampara, dividiendo el recinto, oculta a las mujeres. En fondo de piedra, mugre y tristeza, un agujero de la cerrada calle se antoja dar so- bre los subterráneos de un rito misterioso.
Dlegan hombres y mujeres ; habitantes de Je- rusalén y peregrinos del mundo. Al lado de sacer- dotes lujosos se ven fieles grasientos. Tocas de cabrío, chambergos, turbantes, mantos talares, yamacks, estambulinas, se estremecen y se in- movilizan, ante el muro, ocultando los rostros, que animan las oraciones. 'Todo aquel pueblo
