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EL TRIUNFO DEL SEPULCRO
Cuatro horas de viaje de Jaffa a Jerusalén. Encontramos una peregrinación de abisinios. La presiden sacerdotes vestidos de azul y toca negra, literalmente cubiertos de harapos. Sus exiguos recursos no les permiten ni burros ni camellos : tienen por única ayuda en el viaje sus báculos. Los rostros cobrizos de las mujeres evocan a la Reina de Saba, más hermosa que los crepúsculos orientales. He aquí sus últimos súbditos. Cuán lejos la gran pompa de servidores, los ciento veinte talentos de oro y los aromas y piedras preciosas de que nos habla el libro de los Reyes. No dirán los romeros a Salomón : «Dichosos los que están contigo, y gozan siempre de tu presencia, y escuchan tu