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to. La noche de la agonía, reflejada por el hom- bre, ha perdido la significación de su amargura evaporando el antiguo sudor sangriento... En nuestra mente el recuerdo de los Evangelios se confunde a la poesía castellana : |

¿Quién es aquesta dama religiosa Que de Getsemaní volando viene ?

El ritmo de la Oración de Cristo, saludada por Hojeda, pronto olvida su delicadeza de suave in- cienso, para adquirir acentos de dolor torturan- te. La mañana ríe bajo un sol triunfal. Al otro lado enceguecen las amarillentas murallas de Jerusalén ; y en el jardín, bandadas de pájaros saltan y gorjean. Poderosas palabras de Mas- sillón agitan, sin embargo, con el espíritu, los árboles. Nadie ha descripto como él la vigilia del Señor en el Huerto.

Define las causas que impiden analizar bien la noción del pecado. Esas causas no existen en Cristo substituídas por la plenitud pura. Evo- ca a Dios y caen sobre su conciencia los críme- nes de la humanidad. Amando a su Padre más que los querubines, siente el Hijo los ultrajes al supremo poder. El dolor de David ante las pre- varicaciones de la tierra, el pesar celoso de Elías