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La vida es más oculta que la materia, el ani- mal más enigmático que la vida orgánica, el hombre más insondable que el animal, Jesús más impenetrable que todo. El que escudriña los orígenes, puede sorprender las condiciones materiales en las cuales los seres se producen : la causa primera escapa a sus experiencias.

¿De dónde viene la materia? ¿De dónde la vida? ¿De dónde el ser que siente? ¿De dónde el ser que piensa? ¿De dónde el genio? ¿De dónde el Cristo?

La ciencia, que se detiene en los fenómenos, responde : No lo sé. La razón, que percibe las causas, dice: Del Espíritu de Dios.

Y un día, como en la aurora del Edén, en la aurora de los tiempos regenerados, el Espíritu de Dios, despertó al segundo Adán.

El Espíritu Santo sobrevendrá en ti, dijo el mensajero celeste a María, el poder del Muy Alto te cubrirá con su sombra ; y por eso el en- gendro santo se llamará Hijo de Dios.»

Ese primer misterio, es el gran milagro fun- damental, y de él nacerán los otros. El Evan- gelio es formal; y Renán también en su nega- ción. El crítico no sólo no cree, porque su ra- zón se rehusa; combate en el terreno de los