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La exhalación en pleno espacio sentía ya la embriaguez del vértigo. Su viaje fantástico mul- tiplicaba sorpresas de colores. Encendíase fos- forescente en las colas blancas de los cometas. Rozaba nuevos mundos, inspirándoles nuevos pensamientos y divinas leyendas. A cada cons- telación prestaba un rápido signo. Se compla- cía un instante en ser satélite de un planeta ; luego, nuevamente desprendida, vibraba entre el movimiento de los astros, Pero en el silencio augusto no olvidaba el adiós humano. La que- ja la obsedía, y sin querer continuar, llena de ese grito desgarrador, se deshizo en el espacio, y toda su antigua gloria fué una inmensa lágri- ma de oro...

El hermano enmudece. Las cuatro figuras tornan a interrogar el cielo. Otro meteoro cru- za. Esta vez las hermanas no gritan : calladas, piensan absortas : ¿vendrá en él el misterioso prometido? El joven se dice: «Al rabí de Na- zaret, esperado en Jericó, le llaman Hijo de Dios: ¿no será una exhalación vuelta profe- ta?.... Entre las flores que vierten aromas, cantan las aguas, y los murmurios de la noche siguen acariciando los sueños.