Página:Visión de paz (1915).pdf/18

Esta página ha sido validada
— 14 —

en las carnes disueltas brotarán abejas del licor caliente de los huesos, abejas que saquen miel de las rosas, cantando los amores del héroe y de la virgen.»

La tradición se perpetúa. A su entrada en Jerusalén Jesús elige a su vez la más humilde de las bestias, y dice a dos de sus discípulos: «ld al lugar que está enfrente de vosotros, y hallaréis un pollino, sobre el cual no ha subido ningún hombre: desatadlo y traedlo.»

Desfilan hoy, ante nosotros, burros diminutos y fuertes. Algunos muchachos, los cabalgan y barren el suelo con las palmeras que arrastran. Son ramos destinados a la fabricación de chozas, pero la ilusión emociona, en el domingo de sol, al pisar la Tierra Santa.

Estos animales descienden de aquellos que temblaron bajo la mano de Cristo; estas palmeras de aquellas que con las vestiduras se tendían al paso del séquito.

Jesús, añadió: «Si al desatar el asna y su pollino, alguno os replicase algo, decid que el Señor los necesita, y luego los dejará». Y, sin duda, allí donde sembrara el amor para recoger el sufrimiento, todo le pertenecía: el agua de la fuente, el fruto de la higuera, el ramo del