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no vuela un pájaro, ni crece una planta, ni cruza un hombre, el insólito paisaje da una sensación lunar. SE piensa en una fantansía del satélite a través de un sueño palpable. Mas el rincón del astro, no aparece envuelto en su propia claridad nocturna ; el sol lo sorprende y con potentes latigazos de oro dispersa su melancólico encanto. Palpita entonces la realidad de su miseria ; y esta blancura inerte, este estrago silencioso, esta petrificación de suarios, corona tristemente la visión del monte sangriento... La Naturaleza reflejaba así la vida de los hombres, ofreciéndola al ciego del Evangelio, que acababa de encontrar los ojos. Pero él, que en la sombra había esperado la verdader luz de Dios, no veía sino la figura del Maestro : era sobre el sendero humano la imagen de la Fe, entre cumbres estériles y abismos fatales.

El camino desciende para subir a otro valle. Aspecto salvaje. Desfiladeros espantosos. Cortaduras tajantes con impulso que quiere hendir la entraña de la tierra. Del fondo del abismo