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AIN CARIN

A dos horas de marcha., saliendo por la puerta de Damasco, está el convento de la Cruz. Existe, desde los tiempos de Santa Elena. Atacado a menudo por los árabes, fué convertido en fortaleza. Así le vemos hoy, sin ventanas y con ferradas puertas. Sus tres naves, de bóvedas ojivales, de muros pesados y gruesos pilares, cubiertos de burdas pinturas, cobijan un altar, precedido por una placa. Es de mármol, y señala, sobre antiquísimos mosaicos, la cuna de un pino legendario.

Allí nació el árbol, que, según Antonino el Mártir, sirvió para la cruz de Cristo. He aquí lo que la vieja tradición cuenta: «Lot había abandonado a Sodoma. Su mujer y sus futuros yernos quedaron en el camino, como el Génesis