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describiendo arcos, simulan lágrimas petrificadas por los siglos. |

Los ojos luchan en la débil luz, y cuando se acostumbran, las formas dibujan en matices, abortos de colores. Lis savias de talladuras en amatistas no alcanzan a romper en floraciones. Abajo, rastros sangrientos, con hálitos de paisaje infernal, se ahogan en ennegrecidas púrpuras. A un lado, topacios vibrantes no pueden fulgurar, porque se les infiltran blancuras calcáreas. Desde el cimiento, cual imagen de aguas de fuentes, suben venas de añil, aspirando a cimas de zafiro. Otros colores se insinúan, se mezclan, no estallan, no enceguecen : se apagan sobre contornos vagarosos en atmósfera crepuscular de misterio; y con rayos de una memoria que pugna por iluminarse, son recuerdos desvanecidos, pero plasmados de la voz profética. Muévese una Sombra, y escapa de lo profundo de su ser de eternidad, la agitación de su lamento : «Perdida ha la hija de Sión toda su hermosura : ¡oh, vosotros los que pasáis por el camino, atended y considerad si hay dolor semejante a mi dolor !»

Mas, oprimidas de amargura, no responden las doncellas, entre el silencio de los ancianos,VISIÓN.—7