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Virus, un mundo microscópico
 
SARS-CoV-2
(COVID-19)

En diciembre de 2019, un brote de un nuevo coronavirus en Wuhan (China), que posteriormente fue denominado SARS-CoV-2, alertó a las autoridades sanitarias, quienes decidieron cancelar vuelos y trenes desde y hacia la ciudad y la suspensión del transporte público. Sin embargo, estas medidas no frenaron la propagación del virus que se extendió a distintos países asiáticos como Tailandia, Corea del Sur y Japón, y también a Europa, con casos confirmados en Francia, Italia, Alemania, España, entre otros países. En América se han reportado casos tanto en Norteamérica (Canadá, Estados Unidos y México) como en casi todos los países de Sudamérica (Ecuador, Argentina, Brasil y Chile). Esto llevó a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara al SARS-CoV-2 como una pandemia.

Se cree que el SARS-CoV-2 es un virus con envoltura y material genético tipo ARN, que se originó en un mercado local de Wuhan, donde se venden animales vivos que podrían haber sido los transmisores de la enfermedad, ya que este virus en particular no causaba enfermedad en humanos.

El tiempo de incubación es de días y el cuadro clínico es conocido como la «neumonía de Wuhan» o COVID-19, que se caracteriza por manifestarse como una infección respiratoria aguda, cuyos principales síntomas son fiebre, dificultad para respirar, dolor muscular y tos seca. Sin embargo, presenta una tasa de mortalidad de cerca del 4% ―con un grupo de riesgo en personas mayores de 60 años y enfermos crónicos―, por lo que no causa una enfermedad tan grave como, por ejemplo, el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS).