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Virgilio — 111.
Mantua me genuit: Calabri rapuere; tenet nunc
Parthenope: cecini pascua, rura, duces.


Instituyó herederos de sus bienes, en primer lugar, á su hermano, de distinto padre, Valerio Próculo; luego á Augusto, á Mecénas, á Lucio Vario y Plocio Tuca, encargándoles que se quemasen los manuscritos de la Eneida, por considerarlos todavía muy imperfectos; mas, desobedeciendo ellos afortunadamente aquel mandato, la publicaron, sin hacer en ella más alteracion que la de suprimir tal cual verso desaliñado ú oscuro.

Era Virgilio alto de cuerpo, de porte algo tosco, y rústico aspecto, complexion endeble y áun enfermiza, sujeto á dolencias de la cabeza y del estómago, y á arrojar con frecuencia sangre por narices y boca; sério y melancólico por naturaleza, sóbrio de palabras, no ménos que en la comida y bebida, dulce en su trato y de purísimas costumbres, á tal punto, que en Nápoles se le designaba, dicen, comunmente con el dictado de Parthenia (vírgen), aunque es muy de presumir que esto no pase de ser un equívoco, fundado en la semejanza de las palabras vírgen y Virgilio. Tardo en el hablar, se expresaba con alguna dificultad, pero es fama que leia admirablemente sus propios versos. Jamas conoció la envidia, ántes elogiaba con calor el mérito ageno: franco y dadivoso en extremo, su máxima favorita era el conocido adagio de Eurípides: Todo debe ser comun entre los amigos. Todos los años enviaba á sus padres, que residian en Andes, cuanto podian necesitar para vivir holgadamente. Tal celebridad llegó á adquirir entre sus contemporáneos, que en las calles y en todos los sitios públicos las gentes le señalaban con el dedo y le seguian en tropel, obligándole á refugiarse en las casas conocidas que encontraba al paso. Un dia excitó tal entusiasmo en el teatro la lectura de unos versos suyos, que el pueblo entero se puso en pié para saludarle como si fuera el mismo Emperador. La liberalidad de Augusto le colmó de riquezas. Virgilio poseia y habitaba una casa magnífica en Roma, en el barrio contiguo á la puerta Esquilina (hoy de San Lorenzo), junto á los jardines de Mecénas: poseia además pingües haciendas en la Campania y en Sicilia, donde solia pasar largas temporadas, como más aficionado que era al campo que á la ciudad. Unióle estrecha amistad con los más ilustres ingénios de su tiempo, Horacio, Tíbulo, Propercio, Vario, Galo; fueron igualmente sus amigos, á más de Mecénas y Agripa, principales