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Virgilio — 107

por maestro, iniciador y guia en su viaje por las misteriosas profundidades del mundo sobrenatural. Tuvo dos hermanos, que murieron, niño el uno, y el otro, llamado Flaco, entrado ya en la edad viril. Sea lo que fuere de la verdadera condicion de los padres de Virgilio, es lo cierto que no fué tan humilde, que les impidiese darle una educacion esmerada desde sus primeros años, pues sabemos que, niño aún, estudió gramática en Cremona bajo la direccion del poeta griego Parthenio, de Nicea, y que de allí pasó á Milan, donde á los diez y seis años, en el del segundo consulado de Pompeyo y Craso (55 a. de J. C.), tomó la toga viril, el dia mismo en que murió el poeta Lucrecio. En Milan, ciudad muy floreciente á la sazon, continuó sus estudios, y allí fué donde tuvo por maestro de filosofía al epicúreo Siron ó Sciron, de quien en dos ocasiones [1] habla Ciceron con elogio. De Milan, donde residió poco tiempo, y después de una estancia en Roma, que niegan algunos biógrafos, se trasladó á Nápoles, célebre entónces por sus escuelas, donde entregado únicamente al estudio, recorrió, puede decirse, el círculo entero de los conocimientos humanos en aquella época, de que dan sus obras numerosos testimonios.

Es dudoso, como arriba dije, si Virgilio estuvo en Roma ántes de su viaje á Nápoles y de la muerte de César, pues fundados en vagas congeturas, unos lo afirman y otros lo niegan; mas en lo que todos están contestes es en que visitó aquella capital del mundo antiguo poco después de la batalla de Filipos, con ocasion de haber sido despojado de su hacienda en la inícua distribucion de tierras que hicieron los triunviros entre sus veteranos. Mandaba á la sazón, por Marco Antonio, en la Galia Cisalpina, C. Asinio Polion, uno de los más amables caractéres y de los personajes más ilustres de aquella época, aficionadísimo á las letras y excelente poeta trágico, cuyas obras, por desgracia, no han llegado hasta nosotros. Polion, como no podia ménos de suceder, tomó bajo su proteccion á Virgilio, ya le conociese de ántes por sus primeros ensayos poéticos, ya hubiese tenido ocasion de conocerle con aquel desgraciado motivo; y habiéndole presentado á Mecénas, este gran privado de Augusto y constante favorecedor de los hombres de mérito, obtuvo para el poeta la restitucion de sus tierras y, galardon de mucho mayor valía, el aprecio y luego la amistad íntima del pacificador

  1. (1) De Finibus, II, 35; Ep. ad diversos, VI, 11.