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Vidas de argentinos ilustres.

¡Oh fuertes Argentinos!
Tanto mal evitad, abandonando
La ciudad populosa, dó mil plagas
Se están en vuestro daño preparando:
Á los campos corred, que hasta hoy desiertos
Por la mano del hombre están clamando:
Volad desde las playas arenosas
Que bañan mis corrientes,
Hasta dó marcha á sepultarse Febo;
Y ocupad en trabajos inocentes
El tiempo fugitivo, que insensible
De continuo os arrastra
Hacia la margen del sepulcro horrible.

Una fértil, vastísima llanura
Allá destina el cielo
Á vuestro bien y sin igual ventura.
Como en los anchos mares,
Se espaciará por ella vuestra vista,
Y nuestros patrios lares
Un inmenso horizonte
Abarcarán hasta el lejano punto
En que se eleva el escarpado monte.
Con pasto saludable y abundoso
Veréis allí cual crece
La raza del caballo generoso,
Que libre pace por inmensos prados,
Y aunque al diestro jinete aun no obedece
En ligereza y brío no cediera
Á los que en Grecia un tiempo
Vencieron en la olímpica carrera:
Veréis la oveja que en tributo ofrece