en el gobierno debía postergarse para mejores tiempos. Lo que buscaba era concentrar las fuerzas de todas las provincias y formar una especie de Junta Central, por delegación de las demás, que se encargase de tratar con las potencias extranjeras, y de llevar adelante la guerra de la Independencia.
Tales fueron las ideas políticas de Mariano Moreno, el único pensador que tuvo la revolución en sus primeros días, y el único que pudo haberla conducido á puerto con rumbo seguro y determinado. Vieytes, Peña, Belgrano, etc., no pasaban de hombres llenos de patriotismo y susceptibles de sacrificarse por la felicidad del país; pero ninguno de ellos tenía el genio atrevido de Moreno, ni era capaz de mirar en el futuro con la fijeza y claridad de aquel infortunado ciudadano.