Las desastrosas consecuencias que trajo el motín de diciembre, obligaron á Agüero á emigrar á Montevideo hacia 1829, én cuya ciudad creemos que residió constantemente hasta la época de su fallecimiento.
En 1840 desempeñó varias comisiones delicadas como miembro de la Comisión argentina organizada para combatir la tiranía de Rosas, y proteger la empresa aventurada, pero heroica del general Lavalle, pasando basta el ejército de este cuando se hallaba todavía en la provincia de Entre Ríos.
El general Paz que le trató en esas mismas circunstancias, y á quien no se puede negar sagacidad, hace un retrato de su persona moral que cuando menos la reputamos verosímil. Ni por sus maneras ni por su traje revelaba Agüero que fuese sacerdote, pues, dice Paz, afectaba las de un seglar de buen tono. Guardaba siempre una actitud reflexiva y meditabunda, y en su