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CXLIII.

Todo hombre puede escuchar si no con alegria, á lo menos con tranquilidad, reprehensiones un poco severas; pero el gran punto está en sacar provecho de ellas, y corregirse. Todo hombre recibe con placer los consejos apropósito, y dados con dulzura; pero es necesario todavía conservarlos en la memoria, pesar su importancia, y seguirlos.

CXLIV.

Complacerse en recibir consejos, y descuidarlos, es no alimentarse de manjares cuyo sabor se quiere.

CXLV.

¿Cómo he de portarme con el hombre que respetuosamente escucha mis exhortaciones, y no arregla á ellas su conducta? Yo lo abondono; porque yo no haría con él mas que perder mi tiempo, y hacerle á él perder el suyo.

CXLVI.

Bien pueden sorprehender, y hacer prisionero á un General valientemente defendido por un exército entero; pero no se puede quitar al mas débil de los hombres su opinion.

CXLVII.

Estar vestido con una ropa grosera y hecha pedazos, y no avergonzarse de ello delante del amigo cubierto de las estofas mas ricas, es un valor bien raro.