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MIGUEL DE UNAMUNO

sacude su yugo. Así ha pasado en Cuba, así en la América española toda, así en Filipinas. ¿Es que hay dos Españas?

Como los que leen este ensayo han leído antes el libro de Retana, resulta inútil tratar de probarles que Rizal quería á España como á su nodriza espiritual, como á su maestra, como á la nodriza espiritual de Filipinas, su patria. La quería con cariño inteligente y cordial, y no con el ciego y brutal y egoísta instinto de aquellos desgraciados que lanzaron el sacrílego viva sobre el cadáver del gran tagalo.

Rizal vivió y se educó en España, y pudo conocer otros españoles que los frailes y los empleados de la colonia.

Los juicios todos de Rizal sobre España, son de una moderación, de una serenidad, de una simpatía honda, de un afecto que sólo podían escapar á los bárbaros que pretenden, tranca en mano, hacernos lanzar un ¡viva España! sin contenido alguno y que brote, no del cerebro ni del corazón, sino del otro órgano, de donde le salen al bárbaro las voliciones enérgicas. No podían comprender el españolismo de Rizal esos pobres inconcientes que sienten frío por la espalda cuando ven tremolar la bandera roja y gualda. (Y esto porque gualda y espalda son consonantes.)

Es inútil insistir en esto.

Dice Retana: «Tan español era, que de tanto serlo se derivaba aquel su orgullo personal imponderable, sin límites; él no quería ser menos español que el que más lo fuese. Por eso precisamente, por ser tan español, se le juzgaba «filibustero».»


V
EL FILIBUSTERO

Ya tenemos aquí el mote, el chibolete[1].

Oigamos á Rizal mismo lo que nos dice en el capitulo XXXV, «Comentarios», de su Noli me tángere:

«Los padres blancos han llamado á D. Crisóstomo plibastero. Es nombre peor que tarantado (atolondrado) y saragata, peor que betelapora, peor que escupir en la hostia en Viernes Santo. Ya os acordáis de la palabra ispichoso, que bastaba aplicar á un hombre para que los civiles de Villa Abrille se le llevasen al desierto ó á la cárcel; pues plibastiero es peor. Según decían el telegrafista y el directorcillo, plibastiero dicho por un cristiano, un cura ó un español á otro cristiano como nosotros, parece santus deus con requimiternam; si te


  1. En mi obra Tres Ensayos he explicado qué es esto del chibolete.