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EPÍLOGO

paisano Legazpi. El latín resultó una manera de entenderse los pueblos todos españoles entre sí, y el latín los unificó, y el latín hizo la Patria. Y pudiera muy bien ser que el castellano, el español, y no el tagalo, haga la unidad espiritual de Filipinas.

En reciente carta que desde Manila me escribe el docto y culto filipino D. Felipe G. Calderón me dice: «Por un contrasentido que para V. tal vez no tenga explicación y que para nosotros es perfectamente explicable, me complazco en decirle que hoy se habla (aquí) más castellano que nunca, y la razón es bien clara, si se considera que actualmente han aumentado los establecimientos docentes, sobre la base del castellano; hay mayor movimiento de libros y de periódicos, ya que ha desaparecido la censura previa, y la mano férrea del fraile obstruía todo conato, toda tentativa de estudiar castellano.

»Usted que ha leído el Noli me tángere puede apreciar cuál era la labor obstruccionista del fraile contra el castellano, por el capítulo «Aventuras de un maestro de escuela»; y la famosa Academia de castellano de que se habla en El Filibusterismo es una realidad en que tomé parte activa y el entonces Director de Administración civil, D. Benigno Quiroga Ballesteros.

»Las escuelas públicas están aquí organizadas sobre las base del inglés; pero su resultado no es tan lisonjero para dicha lengua, pues aun los estudiantes en las escuelas oficiales cultivan paralelamente el inglés y el castellano, ya que éste es la lengua social, como el inglés es la oficial y el dialecto de cada localidad la del hogar.

»Para probarle á V. el poco éxito que alcanza el inglés, bástele el dato siguiente: Por el Código civil de Procedimientos promulgado en 1901 se dispuso que desde este año se hablaría el inglés en los tribunales de justicia; pero en vista de que ni los jueces filipinos, ni los abogados, ni siquiera los magistrados de la Corte Suprema estaban en condiciones de aceptar tal reforma, se ha tenido que dictar una ley prorrogando por diez años más el uso del castellano en los tribunales de justicia.

»Consecuencia de semejante ley es que el pueblo filipino haya visto que sin el inglés también se puede vivir y no se hagan esfuerzos, como en un principio, por aprender el idioma.»

El castellano, la lengua de Rizal, es la lengua social de Filipinas. ¿No se ha de deber á Rizal más que á otro cualquiera entre los hombres la conservación en Filipinas de esta lengua, en que va lo mejor, lo más puro de nuestro espíritu? ¡Instructivo destino el de nuestra España! Empieza á ser de veras querida y respetada cuando deja de dominar. En todas las que fueron sus colonias se le quiere más y mejor cuando ya de ella no dependen. Se le hace justicia luego que se