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W. E. RETANA

vuelve vivo á Manila si no es con la seguridad de que había logrado el restablecimiento de la paz. Aceptar la hipótesis de que se habría quedado entre los insurrectos, para ser uno más, nos parece el mayor de los absurdos. —Pero nuestro amor propio, nuestra dignidad de raza, no podía pasar por semejante cosa: ¡qué vilipendio! Y se fusiló á Rizal, y se perdió la Colonia… al grito de ¡viva España! y á los acordes de la marcha patriótica de Cádiz

España no podía tolerar que la paz pudiera deberse ¡á un indio!, ¡á un mesticillo vulgar!, según el dicho del fraile Salvador Font… La frase piérdanse las colonias y sálvense los principios resulta una blasfemia ante esta otra: más vale honra sin barcos, que barcos sin honra… Principio fundamental de nuestra política ha sido siempre: primero, pegar; después, prometer algo, pero sin dejar por ello de pegar, y por último… no cumplir lo prometido, y seguir pegando… Ahí está Cuba: España decía: primero, arraso la isla; después os daré la autonomía. ¿Para qué?… ¡Si en las guerras coloniales, cuanto más duran más se enconan las pasiones! Llegada la hora de la autonomía, ya ésta carecía de eficacia. Las emanaciones de la sangre vertida en las guerras coloniales engendraba únicamente los microbios del odio entre peninsulares é insulares. A mayor cantidad de sangre, mayor cantidad de odios. Frente á esta filosofía, oponíase en Filipinas la frailesca, sintetizada en las palabras: ¡barrer!, ¡segar!… España se hubiera deshonrado, según la dicha filosofía, indultando á Rizal; y llenádose de oprobio utilizando á ese mesticillo chino para sofocar la insurrección. Repitámoslo: más vale honra sin barcos, que barcos sin honra… Más vale honra sin colonias, que colonias sin honra. ¡Rizal era la deshonra!

Polavieja, aun afrontando la impopularidad, aun exponiéndose á concitar contra si el odio de los frailes, debió haber indultado á Rizal por razones morales que se sobreponen á todos los cargos del proceso, á todos los apasionamientos políticos que contra Rizal había. Esas razones, todas ellas valiosísimas, son:

1.ª Rizal no había hecho armas contra España.

2.ª Rizal pudo fugarse de Dapitan, y ni lo intentó siquiera, ávido de alcanzar su reivindicación y esclavo de su palabra empeñada.

3.ª Rizal pidió espontáneamente ir como voluntario á servir en el Ejército de España en Cuba. —Y emprendió el viaje.

4.ª Rizal, consultado sobre la conveniencia de la insurrección, no sólo negó que fuera conveniente, sino que rechazó de plano, por absurda, la realización de semejante idea.

5.ª Rizal, yendo de Manila á España, desembarcó en Singapore y en otros puntos de escala; vióse libre de la jurisdicción española va-