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W. E. RETANA

savages, without possibility of a civilized future, that this despised race proved itself entitled to their respect and to the respect of mankind when furnished to the world the character of José Rizal…»

»Después de leído el Último pensamiento, bajo atronadores aplausos, concluye diciendo: —«… Pirates! Barbarians! Savages! Incapable of civilization! How many of the civilized, Caucasian slanderers of his race, could ever be capable of thoughts like these, which on that awful night, as he sat alone amidst silence unbroken save by the rustling of the black plumes of the death angel at his side, poured from the soul of the martyred Filipino? Search the long and bloody roll of the world's martyred dead, and where—on what soil, under what sky—did Tyranny ever claim a nobler victim? —Sir, the future is not without hope for a people which, from the midst of such an environment, has furnished to the world a character so lofty and so pure that of José Rizal…»

«También el primer magistrado de los E. U. (concluye el Sr. Santos), el actual Presidente, Theodore Roosevelt, ha hecho objeto de un discurso el carácter y significación de la obra de Rizal, presentándole como modelo digno de ser imitado»[1].

No conocemos el discurso de Mr. Roosevelt; pero sí el homenaje de Mr. James F. Smith, Gobernador general de Filipinas. Véase en qué términos habló el Jefe supremo del Archipiélago[2]:

«No se puede tributar mayor homenaje á Rizal sino diciendo de él que trabajó por la salvación de su raza valiéndose de las artes liberales de la paz. Fuerte en la confianza de su propia inteligencia creyó á la pluma más poderosa que la espada para conseguir la emancipación de sus hermanos. Conocía que la libertad por la violencia sin la preparación intelectual necesaria para recibirla, significa una segunda esclavitud más dura que la primera.

»De esta suerte inició Rizal su obra y empezó á edificar el santuario de la libertad sobre la resistente roca del patriotismo, procurando con toda la fuerza de su poderosa inteligencia inculcar á su pueblo el amor acendrado á la tierra natal.

»Con incomparable talento les enseñó cómo debían amar sus montes y valles, sus impetuosos ríos y sus cristalinos arroyos; sus elevadas montañas y sus amenos campos exuberantes de cañas y mieses. Bajo la virtud de su varita mágica les hizo ver las arenas que sobre la orilla de las torrenteras á su paso resbalan, las rocas que fruncen


  1. Epifanio de los Santos: sus notas inéditas á mí dedicadas.
  2. El Grito del Pueblo: Manila, 30 Septiembre 1906. Reseña del homenaje a la memoria de Rizal, en el que tomó parto como orador el Gobernador general del Archipiélago, Mr. Smith.