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W. E. RETANA

Vascongadas[1]. Insisto en condenar la rebelión. La sentencia que me priva de la vida es justa, si se ha querido castigar en mí la obra revolucionaria; pero no, si se atiende á mis intenciones.»

Lo que escribió Rizal fué lo siguiente:

Unas breves disposiciones testamentarias, por una de las cuales dejaba á su defensor, D. Luis Taviel de Andrade, el alfiler de corbata que llevaba puesto. Cuando el Defensor lo supo, indicó á la familia que agradecía la delicadeza de su defendido; pero que no podía aceptarlo; que aceptaría, en cambio, con sumo gusto, un retrato del Doctor. Pero es que el alfiler no habría ido á manos del Sr. Taviel de Andrade, aun en el caso de que éste lo hubiera querido conservar. En efecto: hallándose Rizal en capilla, el Juez le leyó la parte dispositiva de la sentencia en la cual se le exigía la cantidad de cien mil pesos «para asegurar las responsabilidades civiles que nacen del delito» (así consta oficialmente); y Rizal manifestó que no tenía otras propiedades que las de Dapitan (que le fueron embargadas), y «como valores, tiene un par de gemelos que entrega al Sr. Juez instructor, y un alfiler de corbata, de oro, y de plata su aguja, figurando una abeja»; y con ambas alhajas, de escaso valor, se quedó el Juzgado.

Seguidamente escribió la carta, que con toda fidelidad se reproduce á continuación[2]:


  1. Luego no era separatista, siquiera sintiese el ideal de la Independencia, por las razones que él mismo adujo repetidas veces.
  2. Copia del original, en poder del Prof. Blumentritt, quien, al remitírmela, decíame en carta que conservo, fechada en Leitmeritz, 29 Octubre 1897:— «El texto alemán es casi poético; escrito con mano firme y segura; las señas del sobre, hasta con caligrafía.» —Véase la traducción, hecha por el propio Blumentritt:
    «Mi querido hermano: Cuando recibas esta carta, ya estaré muerto. Mañana á las 7 seré fusilado; pero soy inocente del crimen de la rebelión. —Yo voy á morir con la conciencia tranquila. —Adiós, mi mejor, mi más querido amigo; y nunca pienses mal de mí. —Fuerza de Santiago, 29 Diciembre 1896. —José Rizal. —Recuerdos á toda la familia, á la Sra. Rosa, Lóleng, Conradito y Federico. —(A lo largo de la margen interior:) Yo te dejo un libro como último recuerdo mío.»
    Acerca de este libro, díjome Blumentritt en la carta mencionada:— «Al fin yo lo recibí: es una crestomatía alemana, ó mejor dicho, una crestomatía de poemas alemanes y de poemas extranjeros traducidos al alemán; libro que yo le había regalado cuando fué deportado á Dapitan. La lectura de este libro fué un consuelo en sus últimos días, y con lápiz anotó (el XII de Diciembre) muchos versos que le parecieron exprimir (sic) sus ideas, que tuvo en aquellos días; particularmente le interesaron: el poema de Camoens del poeta austriaco alemán F. Halm (pseudónimo del barón Münch-Bellinghausen, célebre dramaturgo de mi patria; el Apóstrofe á la Nación, del filósofo prusiano Fichte, y el Adiós del poeta francés Béranger. Es muy interesante observar que se creyó [Rizal] no ser político en primer lugar, sino poeta; pero poeta patriota y nacional.» —Blumentritt conserva este volumen como preciada reliquia.