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VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

dres Vilaclara y Balaguer á las diez de la mañana, recibiéndolos el reo con mucho afecto; y, entablando conversación con ellos, habló de diversos asuntos. Manifestaba deseos de confesarse; mas, observando su modo de hablar, se confirmaron los Padres en que el criterio de Rizal oscilaba entre protestante y racionalista.

»Se le indicó que antes de confesar era preciso hiciera una retractación de los errores que había sustentado, y habló de su retractación en tales términos, que se creyó debería procederse en esto especialmente de acuerdo, ó más bien seguir las disposiciones del Prelado. Fueron á medio día á Palacio los PP. Balaguer y Viza, y dieron cuenta al señor Arzobispo [Nozaleda] del estado del reo y de la poca espezanza que ofrecía de rendirse á la gracia de Dios. Por la mañana había visitado el R. P. Superior al Prelado, tratando de la fórmula de retractación que debería firmar Rizal…»

«Entre tanto, acompañaba al P. Vilaclara, asistiendo á Rizal, el P. March, á quien Rizal había conocido antes, cuando estudiaba en el Ateneo.»

Aquella mañana, el redactor-corresponsal del Heraldo de Madrid, D. Santiago Mataix, logró entrar un rato en la capilla[1]. Halló á Rizal tan tranquilo y tan corriente como si en vez de hallarse en capilla se hallara en su propia casa. Mataix, al sentarse, tenía el sombrero en la mano; Rizal se lo tomó y se dispuso á colocarlo donde no constituyera una molestia: el periodista quiso rehusar amablemente la galantería; y Rizal, insistiendo, pero en los términos más joviales, repuso: «¡No faltaba más! Estoy en mi casa, y, por lo mismo, déjeme usted que cumpla los deberes de cortesía que debo tener con los que me honran visitándome.» Entre Rizal, el jesuita que le asistía y Mataix establóse conversación: «estudios y travesuras de la infancia (escribe Mataix) é historias de chicos, constituyeron el tema de nuestra charla». El religioso dijo que el reo había sido Presidente de la Congregación de San Luis, y Rizal contestó con viveza:— «Padre, recuerde usted que yo no fuí nunca Presidente, sino Secretario: era yo muy pequeño, y no podía presidir; porque fíjese usted que yo no he presidido nada en mi vida; he sido y soy muy pequeño.» —Y aludiendo á la época en que escribió Noli me tángere, dijo:

«—Entonces era yo un pobrete á quien los cocheros de Manila en-


  1. «Pude infringir disposiciones severísimas y entrar en la fúnebre estancia, sin intentar la grosera crueldad de someter á interviews al pobre preso.» —S. Mataix: carta fechada en Manila, 30 de Diciembre de 1896, publicada en el Heraldo de Madrid del 5 de Febrero de 1897. Además de este documento, disponemos de otra carta, inédita, del propio Sr. Mataix, que nos fué dirigida particularmente, á nuestro ruego, fechada en Madrid, 12 de Abril de 1906, en la que amplia algunos conceptos.
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