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W. E. RETANA

creado una Sociedad para fines revolucionarios, ni he tomado parte después en otras, ni he participado de la rebelión, sino que, por el contrario, he sido opuesto á ella, como lo ha demostrado la publicación de una conversación particular.

»Real Fuerza de Santiago, 26 de Diciembre de 1896. —José Rizal»

La mayor parte de los párrafos causó cierta impresión en el auditorio, según queda dicho en algunas de las notas; á pesar de todo, no acabaron de convencer á nadie: el estado de ánimo de los españoles no era el más á propósito para la reflexión: Rizal tenía que caer, porque (lo repetimos), considerado como el más conspicuo de la raza sublevada, querían vengar en él todos los estragos que llevaba hechos la Revolución[1]. Todavía Rizal añadió de palabra algunos conceptos en su defensa, encaminados á demostrar que no es lo mismo anhelar la Libertad (su sueño dorado) que la Independencia. El Presidente dió por terminado el acto; mandó desalojar el salón, y el Consejo se aisló para deliberar y dictar la sentencia siguiente:.

«En la plaza de Manila, á los veintiséis días del mes de Diciembre de mil ochocientos noventa y seis; reunido el Consejo de guerra ordinario de plaza celebrado en este día bajo la presidencia del Sr. Teniente coronel Don José Togores Arjona, para ver y fallar la causa instruída contra Don José Rizal Mercado y Alonso, acusado de los delitos de rebelión, sedición y asociación ilícita; la ha examinado con toda detención y cuidado, previa la lectura de sus actuaciones, hecha por el señor Juez instructor, vista la acusación fiscal, oído el alegato de defensa y la adición á la misma leída por el acusado: el Consejo de guerra ordinario de plaza declara que el hecho perseguido constituye los delitos de fundar Asociaciones [!en plural!] ilícitas y de promover é inducir para ejecutar el de rebelión, siendo el primero medio necesario para ejecutar el segundo: resultando responsable en concepto de autor el procesado D. José Rizal.


  1. M. Tralla, escritor filipino, en su articulo Dia de luto, publicado en el diario República Filipina (Mandaloyon, 30 Diciembre 1898), pregunta quién tuvo la culpa de la sentencia de muerte de Rizal, y contesta:
    …«la envidia de muchos, la debilidad de no pocos, los anhelos sanguinarios y el maquiavelismo diabólico de los que inspiraron á aquel Alcides (como le llamaban los periódicos de entonces) que, con el pseudónimo de Juan de España, publicara en El Comercio un articulo de carácter icoroso, titulado «Cómo se conquistó la India», y en el que, como consecuencia de la muerte dada por W. Hastings al gran brahmino Nuncomar, se leen estas palabras: «Con el garrote dado á Nuncomar se afirmó el dominio de la Gran Bretaña en la India. No se ahorcó a un hombre, sino á una revolución.» ¿No se ve clara en estas frases la sentencia de muerte de Rizal?» —Juan de España era un peninsular, jefe de Administración de primera clase, que con sus escritos ejercía una gran influencia en la opinión de sus compatriotas.