Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/427

Esta página ha sido corregida
407
VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

»Décima. Respecto á mis cartas, suplico al Consejo que si en ellas hay algunas censuras acres [no contra la Madre patria, sino contra el régimen colonial], considere el tiempo en que yo las había escrito [¡en 1890!]: entonces nos habían despojado de nuestras dos casas, camarines, terrenos, etc., y deportado, por añadidura, á todos mis cuñados y á mi hermano, á consecuencia de un pleito suscitado por una pregunta de la Administración de Hacienda, pleito en que, según nuestro abogado [en Madrid], Sr. Linares Rivas [D. Aureliano], teníamos la razón de nuestra parte[1].

»Undécima. Que he sufrido con resignación mi deportación, no por el motivo que se dijo, que no es exacto, sino por lo que yo haya podido escribir [antes de 1892]. Y durante estos cuatro años de mi deportación, que se pregunte á los señores Comandantes político-militares del Distrito acerca de mi conducta, al pueblo, aun á los mismos PP. Misioneros, á pesar de mis diferencias particulares con uno de ellos[2].

»Duodécima. Todos estos hechos y consideraciones destruyen las poco fundadas acusaciones de los que han declarado contra mí, con los cuales he pedido [inútilmente] al Sr. Juez que me careen. ¿Cabe admitir que en una sola noche [la de la reunión en casa de Ong-junco] haya yo podido traer todo el filibusterismo, en una reunión en que se habló de comercio, etc., reunión que no pasó de allí, pues murió después [la Sociedad]? Si los pocos que estuvieron presentes hubieran tomado en serio mis palabras, no habrían dejado morir la Liga. ¿Es que los que formaron parte de la Liga aquella noche crearon el Katipunan? Yo creo que no[3]. ¿Quiénes fueron á Dapitan á hablar conmigo? Personas enteramente desconocidas para mí. ¿Por qué no se comisionó á una persona conocida, para que yo pudiera tener más confianza? Porque, las que me conocían, sabían demasiado que yo había dejado la política, ó que estando al tanto de mi manera de pensar respecto á rebeliones, se habrían negado á dar un paso inútil y poco airoso.

»Espero haber demostrado con estas consideraciones que ni he


  1. Pero los frailes dominicos eran los contrarios. Esos frailes amargaron demasiado la existencia de Rizal y de toda su familia. ¿Qué mucho que Rizal, en sus cartas íntimas, tuviera ciertas expansiones que, después de todo, no constituyen base de delito?
  2. Síntesis de esos juicios, es el que formula el general Blanco en su carta al Ministro de la Guerra, al decir que Rizal, durante el tiempo de su deportación, había observado una conducta ejemplar.
  3. Algunos de los fundadores del Katipunan habían concurrido á la reunión de la Liga. Pero Rizal, ¿qué tuvo que ver con aquella fundación, inspirada por Pilar (antagonista de Rizal) y verificada precisamente cuando acababa de ser encarcelado para ir a la deportación?