Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/38

Esta página ha sido corregida
18
W. E. RETANA

una composición poética que fué la admiración de los poetas tagalos de la provincia.» Persuadidos los padres de que el niño despuntaba, sobre todo por su afición al estudio, lleváronlo á Manila y lo matricularon en el Ateneo Municipal, regido por jesuítas, donde se cursaba, y continúa cursándose, la primera y la segunda enseñanza. En el Ateneo comenzó á estudiar en 1871. Uno de los más calificados amigos del Doctro ha escrito[1]: «Conoció personalmente á los Padres Laza, Dandan y Mendoza, porque les había visto repetidas veces en casa de Burgos, en donde vivía y estaba estudiando Rizal en Enero de 1872; también celebraba y enaltecía las condiciones individuales de éstos.» — Fácil es calcular lo que heriría la imaginación infantil de Rizal aquella serie de persecuciones y de ejecuciones motivadas por los sucesos de Cavite de Enero de 1872. Aprovechóse la sublevación de los obreros del Arsenal para mandar á presidio ó para poner en el palo afrentoso á los hijos del país que más brillaban por su talento, que más se distinguían por su independencia de carácter ó que más fama tenían de liberales sinceros. Un ilustre escritor francés, de quien dijérase que presentía el porvenir. de Filipinas, escribió cinco años más tarde, á propósito de tan terrible tragedia[2]:

«Aquellas sentencias en masa para criollos, mestizos é indígenas, dictadas por el Consejo de Guerra, han sido un error grandísimo. Hasta entonces, las diferentes razas filipinas vivían con desconfianza unas de otras; pero, al juzgarlos de aquel modo, les enseñaron que sus intereses eran solidarios. Las generaciones venideras podrán decir que sus antiguas rivalidades deben desaparecer por completo para llegar á un acuerdo y combatir algún día con ventaja al enemigo común, es decir, al amo.»


  1. D. Antonio María Regidor, en Filipinas ante Europa; núm. 9: Madrid, 28 de Febrero de 1900. — Todos los mencionados por el Sr. Regidor (que por cierto no firma el trabajo, pero consta positivamente que es suyo) eran sacerdotes filipinos, que por su ilustración fueron víctimas de los sucesos de Cavite de 1872, en los que también el mencionado Regidor fué complicado. Laza, Dandan y Mendoza sufrieron deportación, y Burgos (así como Gómez y Zamora) pena de muerte en garrote.
  2. M. E. Plauchut, en la Revue des Deux Mondes: Paris, 1877. — Su interesante trabajo concluye con estas proféticas palabras: «Al terminar este estudio, séame permitido decir á los ministros de la Península, que España no conseguirá, por el terror, atraerse á los habitantes de las Islas Filipinas. Serán precisas muchas concesiones para que el rey Alfonso se granjee el afecto de aquellos dulces hijos del Pacifico. Bastará concederles la representación en las Cortes y los derechos — comunes para todos los españoles — de ocupar empleos en las Administraciones civiles, religiosas y militares del Estado. Por despreciar reclamaciones de esta índole, España ha perdido gran parte de sus colonias en el comienzo de este siglo, y Manila, «la Perla de Oriente», pudo haberse desprendido de su real corona.»