distinguida consideración afectísimo amigo y compañero q. b. s. m., Ramón Blanco.»
»La recomendación para el Sr. Ministro de Ultramar es idéntica.
»Con estas cartas salí de Manila el 3 de este mes, confiado en que iría á Cuba á conquistar nombre y deshacer calumnias. Ahora me dicen que no voy allí. ¡Esto no lo puedo creer, pues sería la mayor injusticia y la infamia más abominable, indigna, no de un militar, sino del…![1]. Yo me he ofrecido como médico, arriesgando la vida en los azares de la guerra y dejando todos mis negocios: soy inocente, y no tengo participación ninguna en los alborotos, y lo puedo jurar, ¡¡y ahora en pago me envían á presidio!!
»No lo puedo creer: España no pueda portarse tan infamemente; pero así lo aseguran á bordo.
»Te comunico estas noticias para que juzgues de mi situación.
»Tuyo, —José Rizal»[2].
Pero ¿qué había pasado durante los veintiséis ó veintisiete días que Rizal permaneció en la bahía de Manila, en un buque de guerra, aislado de todo el mundo, salvas las contadas personas de su familia que fueron á verle alguna que otra vez? Ya queda dicho (en la nota 434): ¡estalló el Katipunan!… De los comprometidos, unos, como el médico D. Pio Valenzuela, se presentaron á indulto; otros, muchísimos, fueron aprehendidos. Instruyóse un gran proceso[3], del que fué Juez especial el coronel de infantería D. Francisco Olive, el mismo á quien vimos en Calamba en 1891, y resultando Rizal encartado, pues que su nombre había salido á relucir en varios documentos y declaraciones, Olive reclamó á Rizal, que se hallaba ya cerca de España, y Blanco, por consiguiente, vióse obligado á telegrafiar al Capitán general de Barcelona encareciéndole que lo retuviera y lo reembarcara cuanto antes, á fin de que en Manila pudiese responder á los cargos que se deducían del proceso. La noticia de
- ↑ Suprimo aquí la palabra ofensiva escrita por Rizal, por creer erróneamente que el general Blanco le había engañado. —Nota del profesor F. Blumentritt.
- ↑ Rizal mandó dos ejemplares de esta misma carta á Blumentritt, uno escrito con tinta y otro con lápiz. Blumentritt, andando el tiempo, remitió copia á Manila, al director de La Independencia, y dicha copia fué publicada en el citado diario, núm. del 2 Enero 1899. Después lo fué en el Homenaje á Rizal. — Por cierto que Blumentritt dice: «Parece que un pasajero escribió las señas del sobre de la una (copia), pues no es de puño de Rizal.» — De lo que inferimos que alguien abrió el sobre, rompiéndolo, y le puso uno nuevo que, naturalmente, no podía ir de letra de Rizal.
- ↑ Muchas de las declaraciones de ese gran proceso fueron publicadas por el que esto escribe, bajo el titulo: Documentos políticos de actualidad, en el tomo iii del Archivo del Bibliófilo Filipino; Madrid, 1897.