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SEXTA ÉPOCA




(1896)


I


Cuando menos lo esperaba, Rizal recibió la noticia de que estaba autorizado para pasar á Cuba. Apenas lo supo, abandonólo todo, en veinticuatro horas, y con su familia y Josefina se trasladó á Manila, en el vapor España. Debió de salir de Dapitan el 1.º de Agosto, á lo sumo el 2 (porque tocó en Iloilo el día 4), y llegar á la capital del Archipiélago entre el 5 y el 6 del citado mes. El 5 había zarpado de Manila para Barcelona el Isla de Luzón: de suerte que si Rizal logra ponerse en Manila dos días antes, hubiera salido inmediatamente para la Península. Tenía, pues, que esperar hasta el correo inmediato, cuya salida estaba anunciada para el 3 de Septiembre. Y ese día, en efecto, á bordo del Isla de Panay, salió para Barcelona. Poco antes de llegar al término de su viaje, Rizal escribió al Prof. Blumentritt:

«Sr. D. F. Blumentritt.

»Á bordo del Isla de Panay. Mediterráneo, 28 Setiembre 1896.

»Mi muy querido amigo: Un pasajero acaba de darme una noticia que apenas puedo creer y que, de ser cierta, acabaría con el prestigio de las Autoridades de Filipinas.

»Te acordarás que el año pasado me notificaste que en Cuba faltaban médicos; que muchos soldados morían sin asistencia médica. Yo al instante me presenté á las Autoridades solicitando servir de médico provisional mientras durase la campaña. Pasaron meses y meses, y en vista de que no recibía contestación, me puse á construir casas de tabla y un hospital para enfermos, y así ganarme la vida en Dapitan.

»En esto, el 30 de Julio recibí una carta del Gobernador general concebida en estos términos:

«El Gobernador general de Filipinas. —Manila 1.º de Julio de 1896. —Sr. D. José Rizal.

»Muy señor mío y de mi consideración: He manifestado al Gobierno los deseos de usted, y accediendo á ellos, no tiene inconveniente