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VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

cibir una negativa. Así que no quiero que V. en su vejez se exponga á más sinsabores. Yo he vuelto á escribir ahora á S. E. pidiendo mi libertad ó la revisión de mi causa. Pido también mi alistamiento como médico en el Ejército de Cuba; Blumentritt me lo ha aconsejado, y creo que tiene razón.»

«Dapitan, 15 de Enero de 1896.

»Mi muy querida madre: […]

»Lo que V. me escribe del telegrama que vió Maneng pidiendo mi libertad, puede ser una verdad; pero ya estoy tan desengañado de cuantas esperanzas me han dado, que en verdad sólo me sonrío. ¡Tengo tantos enemigos! ¡Y los mismos paisanos y amigos que están en Madrid trabajan para que yo no pueda salir de aquí! Dícenme que los que han impedido mi traslado á Vigan han sido mis amigos de Malolos[1]: yo no sé quiénes sean, pero Dios se lo pague.

»Yo aquí compré un terreno junto á un río que tiene mucho parecido con el río de Kalamba, sin más diferencia sino que este de aquí es más ancho y su corriente más caudalosa y cristalina. ¡Cómo me ha recordado Kalamba! Tiene mi terreno 6.000 plantas de abacá, y si Vds. quieren venir aquí, yo haré una casa para que vivamos todos juntos hasta que nos muramos[2]. Voy á convencer á mi padre á que venga, y junto á mí espero que estará siempre alegre. Mi terreno es hermoso; está al interior, lejos del mar como media hora de camino; está en un lugar muy pintoresco. El terreno es muy fértil. Además del abacalero, hay un terreno para sembrar dos cavanes de maíz. Poco á poco podemos comprar los restantes vecinos al mío. Hay mucho dalag, pakó (helechos) y piedrecitas redondas: el lecho del río es todo de piedrecitas redondas. Se puede poner máquinas hidráulicas.

»Yo he empleado las energías de mi juventud sirviendo á mi país, aunque mis paisanos no lo quieran reconocer; sin embargo, no se puede negar que hemos conseguido que en España se ocupen de Filipinas; que esto era lo que faltaba[3]. Lo demás lo harán Dios y


  1. Alusión á Marcelo H. del Pilar y los íntimos de éste. Subsistían los disentimientos entre los filipinos. Las palabras de Rizal son de un valor inapreciable, pues ellas prueban que él no se hallaba conforme con los procedimientos por que optaban los verdaderos radicales. — Ya queda dicho que Pilar fué quien ideó el Katipunan. No hay, pues, un solo dato que no sea favorable al antiseparatismo de Rizal.
  2. ¡Cuánta incertidumbre en el espíritu de Rizal, poeta romántico al fin! Tan pronto quiere irse á Luzón, como á España, como á Cuba, como morir tranquilamente en su retiro dapitano…
  3. Rizal tal vez ignoraba que hubiera muerto el quincenario La Solidaridad, que era el encargado de mantener en Madrid el fuego sagrado de las aspiraciones de los filipinos reformistas. Dió su último núm. (el 160) el 15 Noviembre 1895, despidiéndose de los lectores en estos términos:
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