Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/356

Esta página ha sido corregida
336
W. E. RETANA

Aquí el 14 de este mes han tenido los chicos exámenes y han venido muchos para presenciarlos. Los examinadores todos eran gente de fuera. Tuvieron premio Rómulo, José, Lucas, Anis, Elum y Marcal.


»Por cuestión de Adolfo he tenido pleito con los chinos, y yo he prometido no comprar nada de ellos ya; así que algunas veces me veo muy apurado. Ahora no tenemos ni platos ni vasos casi.»

«Dapitan, miércoles.»

Después de congratularse por la nueva dentadura de su madre y de dar gracias por el envío de panochas, cha (té), un reloj, zapatos («que me vienen anchos»), etc., dice que se aburre, y añade: «Después de cenar no hago más que solitarios y más solitarios. No tengo humor para nada.»

Habla luego de haber cogido una iguana que medía metro y medio, y un sikop, «con una pierna ya podrida y rota por un tiro que yo le había dado antes»; que el plátano no estaba aún maduro, ni las mangas, pero que iban bien; de la visita del jabalí, que no tenía que comer, y de la piña, aún no madura, y añade: «Mis niños, sin contar con el cocinero, son ahora 14; han venido los hijos de capitán Laurente y de capitán Andrés.

»Tengo muchos enfermos y operaciones tintines… […]

»Voy consultado; pero yo no puedo seguir yendo, pues mis ideas son un poco diferentes de las de Come, porque él es homeópata.»

«Dapitan, 21 de Noviembre de 1895.

…«Respecto á su presentación de V. al Capitán general, francamente que yo lo agradezco, más yo no se lo puedo aconsejar. Hay que molestarse mucho, ir, volver, esperar, ¿y para qué? Tal vez para re-


    A Talisay, de Laón Laang [Rizal]

    Niños somos, pues tarde nacimos,
    Mas el alma tenemos lozana,
    Y hombres fuertes seremos mañana
    Que sabrán sus familias guardar.
    Somos niños que nada intimida,
    Ni las olas el baguio ni el trueno;
    Pronto el brazo y el rostro sereno,
    En el trance sabremos luchar.
    Nuestros brazos manejan á turno
    El cuchillo, la pluma, la azada,
    Compañeros de la fuerte razón.

    Los chicos á que Rizal alude en su carta, eran sus discípulos, á todos los cuales instruía, llevado de su amor á difundir los conocimientos. Rizal, en el último periodo de su estancia en Dapitan, ó, por mejor decir, en Talisay, nombre del lugar, próximo á Dapitan, en que tenía su casa y en hospital, fué un verdadero pedagogo. Sobre esto publico un interesante articulo en El Renacimiento el Sr. Felipe G. Calderón.