Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/350

Esta página ha sido corregida
330
W. E. RETANA

Silba, silba la noche, confusa, aterradora;
verdes, azules llamas en el mar vénse arder;
mas la calma renace con la próxima aurora
y pronto una atrevida barquilla pescadora
las fatigadas olas comienza á recorrer.

Así pasan los días en mi oscuro retiro,
desterrado del mundo donde un tiempo viví,
de mi rara fortuna la Providencia admiro:
¡guijarro abandonado que al musgo sólo aspiro
para ocultar á todos el mundo que tengo en mí!

Vivo con los recuerdos de los que yo he amado
y oigo de vez en cuando sus nombres pronunciar:
unos están ya muertos, otros me han abandonado;
mas ¿qué importa?… Yo vivo pensando en lo pasado
y lo pasado nadie me puede arrebatar.

Él es mi fiel amigo que nunca me desdora
que siempre alienta el alma cuando triste la vé,
que en mis noches de insomnio conmigo vela y ora
conmigo, y en mi destierro y en mi cabaña mora,
y cuando todos dudan sólo él me infunde fé.

Yo la tengo, y yo espero que ha de brillar un día
en que venza la Idea á la fuerza brutal,
que despues de la lucha y la lenta agonía,
otra voz más sonora y más feliz que la mía
sabrá cantar entonces el cántico triunfal.

Veo brillar el cielo tan puro y refulgente
como cuando forjaba mi primera ilusión,
el mismo soplo siento besar mi mustia frente,
el mismo que encendía mi entusiasmo ferviente
y hacia hervir la sangre del joven corazón.

Yo respiro la brisa que acaso haya pasado
por los campos y ríos de mi pueblo natal;
¡acaso me devuelva lo que antes le he confiado:
los besos y suspiros de un ser indolatrado,
las dulces confidencias de un amor virginal!

Al ver la misma luna, cual antes argentada,
la antigua melancolía siento en mi renacer;
despiertan mil recuerdos de amor y fé jurada…
un patio, una azotea, la playa, una enramada,
silencios y suspiros, rubores de placer…

Mariposa sedienta de luz y de colores,
soñando en otros cielos y en más vasto pensil,
dejé, joven apenas, mi patria y mis amores,
y errante por doquiera sin dudas, sin temores,
gasté en tierras extrañas de mi vida el abril.