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VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

»Por noticias recibidas de Manila, se sabe que la madre y parte de la familia de Rizal piensan venir á residir aquí. Como tengo entendido que se le ha prohibido esto verbalmente por el antecesor de V. E., espero instrucciones sobre este punto, á fin de permitirles el desembarque ó no, según se me ordene:

»Hace cuatro días, tres individuos llegaron aquí con patente para vender imágenes, saliendo en seguida para Ilaya; pero habiendo recibido de esa capital aviso, como participantes de las ideas del señor Rizal, y averiguado después que proceden de Calamba, precisamente el punto principal de los escritos de Rizal, he ordenado el regreso de estos para embarcarlos en primera oportunidad para Manila. Ayudándome á tomar esta determinación el hecho, al parecer bastante significativo, de que en el correo anterior viniese de esa un criado del señor Rizal tan sólo con el objeto de traerle unas mangas, fruta de que no se carece, y por otra parte no parece merecer un viaje redondo de 10 días con un gasto de 18 pesos. Una V. E. á esto el hecho anterior, de venir desde la Laguna á Mindanao sólo á vender santos, y á su superior criterio dejo, dada la circunstancia de la procedencia de los llegados, la razón de la medida tomada.

»Recibo noticias de que por ahí se dice que lo hice salir del Gobierno, donde comía y vivía con el Comandante anterior, de tan mal modo, que lo hizo llorando. En un país donde la inventiva esto alcanza, me basta que el mismo Rizal desmienta el hecho á la familia. Nada más lejos de la verdad, mi General. Á mi llegada, él mismo me pidió vivir fuera, y yo, cumpliendo con instrucciones, que indudablemente obedecieron á evitar las familiaridades de la sobremesa, se lo concedí en el acto, con la condición de vivir cerca del Gobierno y de presentárseme tres veces al día. Cumple con lo que se le ordena; su correspondencia se abre, cumpliendo instrucciones, aunque esto no evita que se valga de otra persona, puesto que no toda ella se abre; y dentro de su calidad de deportado se le guardan las consideraciones que por sus títulos académicos y educación se haga acreedor. Esta es la conducta que con él se sigue, sobre cuya continuación ó variación, V. E. ordenará.

»De V. E. atento s. s. y respetuoso subordinado —Q. S. M. B. —Juan Sitges. —Dapitan 8 de Junio de 1893.»

Y el 29 de Agosto siguiente, escribía de nuevo:

«Excmo. Sr. D. Ramón Blanco.

»Mi respetable General: Muy breve, para no molestar su atención.

»Acaba de llegar el correo, y en él, la madre y hermana de Rizal, con un criado. Esta medida constituye, en mi opinión, no sólo una garantía para la vigilancia de él, sino que teniendo sobre si obliga-