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W. E. RETANA

neral, si al propio tiempo no lo había de parte del Gobierno de la Metrópoli. Pero es que la mejor intención de un ministro que aspirase á instaurar en Filipinas algo que, siendo de justicia, redundaba en favor del progreso que tanto ansiaban los filipinos cultos, tropezaba infalible y fatalmente con el peligroso escollo de los frailes. Moret alcanzó, en 1870, el más subido punto de notoriedad como reformista[1]: quiso que el Municipio indígena gozase de cierta autonomía; aspiró á secularizar la enseñanza; creó una cátedra de Colonización y otra de Tagalo en la Universidad central… Y nada prevaleció. En lo que se refiere á la enseñanza, los frailes (sus monopolizadores en el Archipiélago) lograron demostrar (?) que, sobre ser impolítica la secularización, nadie en aquel país la deseaba[2]. Y en España se vió que la opinión (?) de la Colonia era del todo al todo opuesta á tales reformas. La opinión de los frailes y sus afines, entiéndase bien; porque la del país propiamente dicha, ni se había solicitado, ni, de solicitarse, se hubiera sabido en toda regla: porque… ¿quién hubiera tenido el atrevimiento de opinar contra los frailes? — Ipso facto, habría sido calificado de «filibustero». — Si lo era Moret, á pesar de su doble condición de Ministro y de español, ¿cómo no serlo un simple particular natural de Filipinas?

Después de una tregua de unos doce años, durante los cuales nuestros Ministros de Ultramar fueron desfilando sin merecer de los frailes y sus congéneres el calificativo de filibusteros (salvo Becerra, que también lo mereció, sólo por haber acariciado el proyecto de mandar á Filipinas, en 1889, cien maestros españoles, para difundir con eficacia la lengua castellana), viene Maura á cargar con el epíteto, á la vez que á merecer de los hombres pensadores, y sobre todo de los naturales de las Islas, el calificativo de «eminente». — La gratitud de


  1. Véase la obra: Memoria presentada á las Cortes Constituyentes por el Ministro de Ultramar D. Segismundo Moret. Madrid, Imprenta Nacional, 1870.
  2. Esta reforma de Moret hizo que los frailes pusieran el grito en el cielo, y, más aún, que en Filipinas abriesen una información (entre sus amigos), por la que se ve que todo el país (?) estaba de parte de los frailes. Consúltense las obras: Documentos que justifican la improcedencia é ilegalidad de la reforma que ha hecho [en la Universidad de Manila] el Ministro de Ultramar D. Segismundo Moret. (Por Fr. Francisco Rivas, dominico.) Madrid, Imp. de Policarpo López, 1871. — Por vía de apéndice, publicóse poco después, en 1872, el opúsculo Adición al folleto titulado Universidad de Manila: Madrid, Imp. de Policarpo López, 1872. — Y entre una y otra pieza, la que lleva por titulo: Colección de documentos referentes á la reforma de estudios de Filipinas, decretada por el Supremo Gobierno en 6 de Noviembre de 1870. [Binondo, Imp. de B. González Moras, 1871.] — Estos documentos, que constituyen la opinión del país, los firman, casi todos ellos, frailes y sus afines. ¡Y éstos se atribuían la genuina representación de los deseos é ideas del Pueblo Filipino!…