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VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

nados y proscritos… ¡por seguir tan al pie de la letra las predicaciones del apóstol!… Había ya pretendido traérselos á Europa, y, atento al consejo del profesor Blumentritt, establecerse en Leida, ó en Delft, ó en Utrecht, para consagrarse de lleno á la lingüística malayo-polinesiana[1]; pero su familia, compuesta casi toda ella de indígenas sencillos, se había negado á satisfacer este deseo; á sus padres principalmente, ya ancianos, no les agradaba la idea de abandonar el sol ardoroso de los trópicos, bajo el cual habían vivido siempre, por las frías brumas holandesas. Ahora, en Hong-Kong, ya que no los veía, los tenía á no muy larga distancia, arruinados y proscritos; pero él, en cambio, era libre, gozaba del trato diario de algún amigo entrañable[2], y, al decir de alguien, no estaba falto de recursos[3].


  1. Carta de Blumentritt á mí dirigida: Leitmeritz, 25 Febrero 1897.
  2. Alúdese á D. José Maria Basa, uno de los complicados en los sucesos de Cavite de 1872. De las relaciones de Rizal con Basa, ha escrito Regidor:— «Durante su permanencia en Hong-Kong, [Rizal] visitó y trató con intimidad fraternal á D. José Maria Basa, por quien sentia gran afecto. De Basa decía:— «Es un sér especial: de natural bondadoso y de apariencia superficial por su dulzura de carácter y sus maneras sociales; es, sin embargo un hombre de mérito excepcional por su energia y su actividad política. Todo, hasta lo más insignificante, lo convierte en sustancia para combatir á los frailes é inspirar en los filipinos sentimientos de odio y venganza contra los que él considera enemigos del país. No hay que esperar de él transigencias de ninguna clase en este orden. Su energia es de un temple de acero. Por eso quiero y admiro á Pepe Basa, á quien respeto ciertamente; y no concibo cómo hay gentes que intentan reducir su verdadero mérito.» —Filipinas ante Europa, número citado del 28 de Febrero de 1900.
  3. Los recursos de Rizal constituyen un misterio. Era muy ordenado en sus gastos; pero con la vida que llevaba, de continuos viajes, necesitaba gastar bastante. A mí me informó persona que tenía motivos para saberlo, que los admiradores de Rizal en Lipa (Batangas), en 1891, habían llegado á reunir hasta 18.000 pesos para él; pero aparte que me parece demasiado dinero para reunido en un solo guante, falta saber si lo que para Rizal colectaban sus amigos llegaba íntegramente á sus manos. Tengo por indudable que Rizal recibía auxilios pecuniarios de sus apasionados; pero no debió nunca recibirlos en fuertes sumas. Que algo había de esto, pruébalo la siguiente nota que me dedica el señor Santos:— «Otra de las causas de la venida á Filipinas (según la familia) era la de investigar las suscripciones que se hacían en su nombre, pero que no llegaban á sus manos. La familia le giraba mensualmente 100 pesos de pensión, y cuando tenía que hacer viajes, le mandaba extraordinarios de 300 á 800 pesos. No es cierto, por tanto, que Rizal viviese en el extranjero á costa solamente de las suscripciones: la familia lo niega rotundamente. Cuando Rizal salió de Filipinas en 1888, llevaba consigo cinco mil pesos, ganados como médico; un solitario y algunas alhajas. Se asegura que estas alhajas fueron empeñadas por dos de sus amigos, y debido á esto Rizal pasó grandes apuros, hasta el grado de no haber tomado alimento alguno, por dos días, más que una taza de te.» —Epifanio de los Santos: sus Notas inéditas á mí dedicadas, fechadas en San Isidro (Nueva Ecija), 24 Diciembre 1905.