Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/219

Esta página ha sido corregida
CUARTA ÉPOCA




(1891-1892)


I


No debió de parar mucho en París. El año de 1891 lo pasó casi todo en Bélgica. Vivió en Bruselas; pero debió de gustarle más la antigua ciudad de Gante, porque en ella estuvo la mayor parte del tiempo, y hasta llegó á establecer en dicho punto una colonia de compatriotas, que subsistía en 1894. En éste de 1891, por disentimientos con Marcelo H. del Pilar, no colabora ya en La Solidaridad. Tales disentimientos no salieron á la superficie; pero de que existían, baste el dato de no haber concurrido Rizal al banquete dado en honor de D. Manuel Becerra. Rizal llegó á no tener fe en la Masonería, ni en la Asociación Hispano-Filipina, ni en La Solidaridad, su órgano. Había que acudir á otros procedimientos; los cuales, acaso, juzgólos incompatibles con el sistema político que en España se seguía. Durante los meses que del año 90 había permanecido en Madrid, y para ventilar el enmarañado pleito de Calamba, trató, entre otros abogados, al venerable Pi y Margall, que debió de ser á los ojos de Rizal el más razonable de los españoles. Precisamente cuando Rizal partía de nuevo para el extranjero, escribía aquel insigne político en su semanario Nuevo Régimen[1]:

…«¿No nos han enseñado nada las mal vencidas rebeliones de Cuba? Las tendremos pronto en Filipinas como no sigamos otra conducta. Las Islas Filipinas no tienen siquiera representación en las Cortes. La tuvieron y se la quitamos el año 18837, como si no formasen parte de España. Nosotros, los federales, estamos dispuestos á dar á todas las colonias, no sólo asiento en nuestras Cámaras, sino también á declararlas autónomas en todo lo relativo á sus especiales intereses.»

Y si Pi y Margall no era oído, ¿cómo había de serlo el punto me-


  1. Número del 17 Enero 1891; reproducido por La Solidaridad.