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W. E. RETANA

Filipina que desarrollase una actividad inusitada hasta entonces. La Asociación dirigió una carta-circular á los periódicos en solicitud de apoyo para el planteamiento de reformas liberales en el Archipiélago, y desde luego los propósitos de aquélla fueron acogidos con benevolencia, y aun con entusiasmo, por La Justicia, El Día, El País, El Globo, La República y El Resumen, mayormente por este último, que dirigía Augusto Suárez de Figueroa. Una Comisión, compuesta de D. Dominador Gómez Jesús (secretario de la Asociación), el Doctor Rizal y D. Marcelo Hilario del Pilar (director de La Solidaridad), visitó al ministro de Ultramar (Sr. Fabié) «con objeto de protestar enérgicamente y demandar justicia eficaz contra la reciente arbitrariedad que se ha cometido en el pueblo de Kalamba, en Filipinas»[1]… Los periódicos favorables á los filipinos apretaban, sobre todo El Resumen, donde se llegó á decir: «Cerrar los oídos, abrir los bolsillos y cruzarse de brazos; esa es la política española de Ultramar»[2].

Leía yo con gran atención cuanto sobre Filipinas salía á luz, y aprovechando la benévola acogida que en La Época me habían dispensado, en La Época emprendí una activa campaña enderezada á atenuar los efectos de la que los filipinos (Rizal principalmente) venían desarrollando. En uno de mis artículos (número del 16 de Noviembre del año mencionado de 1890), tratando de la cuestión de Calamba, dije:— «Llega á Calamba, procedente de Europa, D. José Rizal, y desde entonces los colonos se resisten á satisfacer el canon, muy especialmente los parientes y amigos de Rizal.» Antes de las veinticuatro horas de publicados estos renglones, los padrinos de Rizal venían á visitarme. Causóme sorpresa la visita, ó, por mejor decir, la demanda sobre las palabras que acabo de transcribir; porque, en último término, no tenían una cabal originalidad, puesto que semejante concepto habíalo hecho público, poco antes, otro periódico de Madrid, que se intitulaba El Popular. Uno de los representantes de Rizal tuvo á bien franquearse un poco, y me dijo:

—Al Sr. Rizal no le preocupa que le ataquen personalmente; es hombre de lucha, y sabe á qué atenerse; por lo que no pasa es porque se mezclen en estas cuestiones á sus parientes…

Rizal sentía la devoción de la familia hasta un grado rayano en lo sublime. No es posible hallar otro hombre que haya amado con más


  1. Noticia, que creo fué redactada por Rizal, publicada por gran número de periódicos de Madrid.
  2. El Resumen: Madrid, 15 de Noviembre de 1890. — Creo que la frase no es de Rizal, sino de Gonzalo Reparaz, redactor de dicho diario y á la sazón en buenas relaciones amistosas con los filipinos.