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VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

a) El filipino ilustrado liberal, por ser incompatible con el fraile, no puede vivir tranquilo en su país.

b) Se le persigue por todos los medios, y hasta se fraguan falsas conspiraciones que sirven de pretexto para complicarle en ellas, y, una vez conseguido, encarcelarlo, desterrarlo ó fusilarlo.

c) El país no es para nosotros, sino para ellos, para los frailes principalmente; no es para los que en aquí hemos nacido, si sustentamos ideas de progreso; es para los extraños, los reaccionarios sobre todo, que nos tratan, no como conciudadanos, sino como parias.

d) La Administración pública tiene tal cual funcionario honrado; pero puesta al servicio de los frailes, vive prostituída.

e) La Guardia civil abusa de tal suerte, comete tales demasías, que por cada bandido que aprehende logra que se conviertan en bandidos muchos que no habían nacido para serlo.

f) Los españoles que vienen á Filipinas, como vienen á impulso de la necesidad ó de la fatalidad, no por un ideal noble y levantado, degeneran, y aun los propensos al bien acaban por encanallarse.

g) La religión católica, empleada como instrumento de dominación, se vale de mil ardides, que la truecan, de sentimiento excelso y desinteresado, en una engañifa abominable.

h) Los filipinos puros, de pura sangre malaya, que viven en el aislamiento, son excelentes, pero están condenados á ignorancia perpetua; y si se ilustran y su ilustración transciende, sufren vejámenes y persecuciones. Los que se mezclan con los españoles, mayormente los que lo hacen por vínculos de la sangre, acaban por corromperse; envuélvense en una capa de hipocresía que los hace indignos.

i) La mujer del país no debe casarse con español; mas si á ello la obligan los parientes, por cálculo ó por imposición del fraile que protege á la familia, acceda; bien entendido que no debe olvidarse de que está obligada al antiguo novio filipino.

j) Con el régimen político actual es imposible que subsista la unión voluntaria de los filipinos á España: hablamos, y no se nos oye; pedimos con toda cortesía aquellos derechos á que nos consideramos acreedores, y se nos desprecia. La Universidad de Manila nos hace abogados, médicos, etc.; pero obtenemos el título, y seguimos siendo los niños grandes que antes.

k) Hay un filibusterismo que causa más estragos que ningún otro: el de la desesperación; y á ese filibusterismo ¿quién nos lanza? Á él se siente arrastrado todo el que vale, si no es un adulador…

Las narraciones de Rizal son ciertas, por cuanto están basadas en hechos rigurosamente exactos; sus personajes, copias son del natural. Y, sin embargo… Por algo se ha dicho que el que prueba de-