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aquellas gentes no merecen la pena de pescarlos, de donde se evidencia que la Naturaleza, en sus producciones de plantas y animales tan enormes, se limitó absolutamente al continente, sobre cuyo punto me reinito a los filósofos? Sin embargo, alguna que otra vez suelen pescar en la costa ballenas, de que se alimenta la plebe, y lo tienen por regalo. Vi una tan grande que apenas podía llevarla sobre sus hombros un natural del país. También las envían en canastos por curiosidad a Lorbruldrud, y aun soy testigo ocular de otra que presentaron sobre un plato en la mesu del rey.

El pais está bien poblado, pues comprende cincuenta y una ciudades, cerca de cien villas cerradas, y un número mayor de aldeas y alquerías. Para cumplir con el lector curioso, creo bastará la descripción de Lordbruldrud. Esta ciudad está situada junto a un río que la atraviesa y dívide en dos partes casi iguales, en que se cuentan más do ochenta mil casas, y en ellas casi seiscientos mil habitantes. Tiene de largo tres glonglungs (que hacen cincuenta y enatro millas inglesas escasas) y dos y medio de ancho según la medida que tomé en el mapa real, dispuesto de orden de Su Majestad, el cual extendieron en el suelo y me pascé perfectamente por su extensión, que era de cien pies de largo.

El palacio del rey es de una fábrica bastante irregular más propiamente puede decirse que es un conjunto de edificios de cerca de siete millas en circuito, las salas principales tienen doscientos cuarenta pies de altura.

Para que Glumdalclitch y yo saliésemos a ver la ciudad y sus edificios, nos destinaron un coche que, si no yerra mi cálculo, era en cuadro como el salón de Westminster o poco menos, aunque no tan alto.

Un día paramos en diferentes tiendas, y aprovechando la ocasión los mendigos acudían en tropel a las