en Redriff, entregué a mi mujer quinientas libras esterlinas, y reservé el resto de mi caudal parte en diucro y parte en mercaderías con el designio de aumentar el fondo. Mi tio Juan me había dejado unas tierras cerca de Epping, que me rendían anualmente treinta libras esterlinas con esto y otra tanta renta que me producía cierto negocio de toros negros en Feterlanne, podía sustentarse muy cumplidamente mi familia, y yo llevaba el consuelo de no dejarla expuesta a la caridad de la parroquia. Mi hijo Juan, llamado así por respetos de su tío, estudiaba humanidades y estaba para ingresar en un colegio. Mi hija Isabel (que al presente está casada, con sucesión! se aplicaba al trabajo de la aguja. De suerte que considerándome plenamente satisfecho del arreglo de toda mi casa, di el último adiós a mi mujer y a mis hijosy a pesar de sus tiernas lágrimas, me embarqué animoso en la Aventura, buque mercante de trescientas toneladas, mandado por el capitán Juan Nicolás de Liverpool.
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